“No te preocupas por la felicidad y la realización personal cuando te mueres de hambre.“ Harlan Cobe.
Hace unos días tuve la maravillosa oportunidad de conversar con estudiantes de educación media sobre las vocaciones profesionales, les insistí en la necesidad de pensar en desarrollo, en economía, en rediseño del entorno productivo, en la creación de empresas que aporten a la cadena de valor de la agroindustria, es decir, les suplique que se volvieran campesinos, por que el mundo cada día demanda mas alimentos y en la región estamos repletos de oportunidades para producir, transformar, transportar y comercializar alimentos.
Las cifras hoy no pueden mas preocupantes en términos de hambre, así que quiero compartir estas cifras para que tomemos en primer lugar consciencia y en segundo lugar, seamos protagonistas del cambio global con relación a la meta Hambre CERO.
Alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Eso es casi uno de cada nueve personas en la tierra. La gran mayoría de personas que padecen hambre en el mundo viven en países en desarrollo, donde el 12.9% de la población presenta desnutrición.
Asia es el continente con la mayor cantidad de personas del mundo que padecen hambre, dos tercios del total. El porcentaje en el sur de Asia se ha reducido en los últimos años, pero en Asia occidental ha aumentado ligeramente. La nutrición deficiente es la causa de casi la mitad (45%) de las muertes en niños menores de cinco años, 3,1 millones de niños cada año.
Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos, el número de personas con hambre del mundo podría reducirse hasta en 150 millones. Esta información suministrada por el PMA (Programa mundial de alimentos) de las Naciones unidas.
A esta realidad se suma la deficiencia en la producción de alimentos que casualmente podemos producir en Córdoba, arroz, trigo, derivados lácteos, alimentos cárnicos, peces, hortalizas, cacao, huevos, entre otros. Las oportunidades en términos de convertirnos en una solución frente al compromiso de las naciones unidas de reducir en un 50% el hambre en el mundo, se muestra cada vez mas como una alternativa de desarrollo para la región.
Para que esta alternativa sea una realidad en necesario cumplir algunos requisitos que determinan las bases de sostenibilidad necesarias para que sea solución de largo plazo, no solo para los campesinos,si no para los demandantes de alimentos a nivel mundial.
Una ciudad campesina necesita institucionalidad pensada para el desarrollo agrícola, con capacidad de articular políticas publicas e infraestructura que fomenten y desarrollen la vocación de producción del territorio. Las instituciones educativas, deben diseñar sus programas de primaria, secundaria y educación superior, pensando en la innovación agrícola y el fortalecimiento de las cadenas productivas, los habitantes deben dirigir sus esfuerzos de emprendimiento al campo, lo anterior es clave, es el momento de aprovechar esta oportunidad.
LUIS MARTINEZ GARCIA
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