sábado, 17 de julio de 2021

LA INDUSTRIA DE LA GOBERNANZA


En los valiosos intentos de muchas personas por buscar soluciones para el desarrollo del país, me he encontrado ideas maravillosas, todas pasan por supuesto por la realidad actual y se anidan en la solución de las necesidades básicas insatisfechas, para luego encontrarse con el desarrollo económico y ambiental en un mundo global.

 

Lo que pasa con estas ideas, desde mi punto de vista, es lo mismo que pasa con el emprendimiento, cono muy amplio de ideas que se reduce a pocos casos de éxito al final de su recorrido, una de las razones que advierto desde mi experiencia es que las ideas sin estructura sostenible pueden fracasar, muchas ideas nacen en la lógica de la necesidad y son expresadas desde esa dimensión, pero se fracturan al entrar en la industria empresarial que posee elementos claves para su sostenibilidad. Lo mismo sucede en las ideas de desarrollo, estamos ávidos de ideas, pero en su estructuración en la industria de la gobernanza fallamos, quedándonos en el océano de la esperanza inevitablemente.

 

La industria de la gobernanza no es nueva, nace desde el origen del estado y la republica que en su momento tenia como valor superior el bienestar, como todas las industrias que crecieron en medio de revoluciones ya conocidas, en el caso de la industria basada en empresas, el valor superior siguió siendo el cliente y el mercado, no sucedió lo mismo con la industria de la gobernanza, su evolución decapito su valor principal que era el bienestar y lo cambio por el poder.

 

Este cambio de valor superior dio cabida al populismo y a la retorica basada en la esperanza que muchos oportunistas repiten a diario en procura de un capital político, desconociendo que no son las ideas sino las estructuras las que dinamizan el desarrollo social económico y ambiental de un país. Cuando el centro de la industria de la gobernanza es el poder, cualquier cosa vale incluso si es violenta, desconoce la realidad y crea futuros idealistas que sin estructura fracasaran, el poder reduce la participación por que se ve como un trono, donde solo cabe uno y a su lado solo pueden estar los leales irracionales que no aportan y solo aplauden a su rey.

 

Si vemos la industria de la gobernanza bajo la lupa del valor superior del bienestar, el poder evoluciona y se convierte en herramienta de transformación, no se conciben los caudillos si no la inteligencia colectiva para el desarrollo, la escucha asertiva del ciudadano se convierte en la base fundamental de la innovación social y la función publica, una maravillosa oportunidad de aportar esfuerzos colectivos para bienestar colectivo. La simbología de las banderas partidistas evoluciona en su afán de buscar ciudadanos que las usen en el espejo de sus valores e ideas y se identifiquen con los resultados de transformación que esta bandera puede provocar, los procesos del ejecutivo pasan a estár basados en el liderazgo frente al desarrollo, los procesos legislativos en la capacidad de generar bienestar, los procesos judiciales en la plataforma de justicia para el desarrollo y las fuerzas militares en un estandarte del orden para preservar la estructura del estado.

 

Como lo exige el presente que vivimos, esta industria de la gobernanza debe ser liviana,austera y eficaz, de la mano de la información, la innovación y la tecnología, con equipos de alto rendimiento y un conocimiento claro de las estructuras necesarias para resolver las necesidades de la comunidad, la evolución de los partidos políticos a equipos políticos es inminente, cada miembro debe aportar desde tres dimensiones necesarias, la dimensión política para optimizar la relación con la comunidad, la dimensión económica para favorecer los recursos necesarios para el desarrollo y la dimensión ambiental para proteger a las generaciones futuras.

 

Nada que no genere bienestar debe distraer las acciones de desarrollo, la sociedad debe conocer y participar en las diferentes acciones y todos los actores sociales, económicos y ambientales deben estar atentos a los riesgos inherentes a la gobernanza, para debilitar el valor del poder como centro e impulsar el valor del bienestar. Lo que planteo en esta columna no es una utopía, por que las conversaciones que tengo con los ciudadanos alimentan cada día mas esta nueva industria de la gobernanza y en tiempos de cambio las ideas estructuradas tienen una oportunidad valiosa que no se debe desaprovechar.

 

 

LUIS MARTINEZ GARCIA

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