“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo". Abraham Lincoln
En estos días, asisto regularmente a reuniones donde la conversación gira en torno al desarrollo del territorio, posturas optimistas donde los actores, academia, empresa y estado, concuerdan en las mismas soluciones para empezar el camino de recuperación y del desarrollo, todos estamos de acuerdo, no sera facil, pero coincidimos en que es posible, ese punto de partida es un buen síntoma.
A pesar de lo anterior también hablo a diario con amigos y familiares que coinciden radicalmente que no hay nada que hacer frente a los múltiples problemas que atraviesa el país y el territorio, eso me puso a investigar sobre el radicalismo y sus efectos en la confianza hacia el futuro. Me sorprendió encontrar información que pone al radicalismo en una dimensión positiva y negativa. La historia politica universal muestra eventos catastróficos desde el punto de vista social, que utilizaron el radicalismo desde el concepto de un cambio que dista diametralmente de la situación actual y que usado positivamente puede hacer de un territorio, un escenario de desarrollo.
Pero desde el punto de vista negativo tambien produce efectos devastadores, cuando es usado para alimentar dictaduras o democracias fallidas, los efectos sociales terminan siendo peores que cuando se decidió conscientemente ser radical. Desde el análisis primario, pareciera que el radicalismo extremo o no fundamentado en argumentos certeros de cambio positivo, puede ser un arma letal para el desarrollo.
La academia intenta definir el radicalismo como una corriente política surgida en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la creación de partidos radicales en varias partes del mundo. Aun sin ser homogéneo y habiendo seguido evoluciones diferentes en cada país, el radicalismo histórico se caracteriza por su postura intransigente respecto de una serie de principios. En ocasiones con buenos resultados y en otros casos con resultados que aumentaron los problemas del territorio.
Desde mi punto de vista se necesita ser radical frente a la pobreza, frente a la mala educación, frente a la inequidad, se debe usar para reducir las brechas, se debe ser intolerante y radical frente a la corrupción, se debe inspirar a la comunidad a ser radicales frente a las necesidades básicas que son insatisfechas, si esa postura en medio del diálogo genera desarrollo, bienvenidos al radicalismo desarrollista.
LUIS MARTINEZ GARCIA
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